martes, 7 de junio de 2011


La riqueza de las naciones: mercantilistas y clásicos Parte II

David Méndez Moreno / Karla Goretti Jiménez Mendoza / Joel Jiménez Dorante / Jessica Ramírez López / Stephany Zurita Mota

Martin Carlos Ramales Osorio expresa que para Adam Smith la ganancia no se genera en la esfera de la circulación (o sea, en el comercio) ni los metales preciosos representan el fundamento de la riqueza nacional que llevaba a los países mercantilistas a adoptar políticas comerciales ventajosas a fin de aumentar las existencias de oro y de plata.

Para Adam Smith, la ganancia o el beneficio se genera en la esfera de la producción y el fundamento de la riqueza nacional es el trabajo que puede alcanzar su máxima expresión (o productividad) si el mercado se expande más allá de ciertos límites.

En consecuencia, las políticas mercantilistas se dirigían a aumentar las existencias de metales preciosos a través de altos aranceles a las importaciones y de estímulos al desarrollo de las industrias que producían para exportar a fin de conseguir una balanza comercial superavitaria. No obstante, con semejantes medidas de política comercial lo que los países mercantilistas ganaban otros lo perdían.

Tomando como bases teóricas las citas antes mencionadas, y destacando la teoría de Adam Smith, se distingue que plantea el Mercantilismo así: una nación se puede enriquecer a costa de otra a través de dos formas:

1) Promoción de las exportaciones e importación sólo de metales preciosos; y

2) acumulación de capital a través del oro.

De lo anterior, el escocés se cuestiona ¿Qué otra forma de enriquecimiento puede favorecer a las naciones? Su respuesta propone la ventaja absoluta, que su medida de valor es el trabajo, la cual favorece el enriquecimiento de las naciones.

Esta ventaja absoluta consiste en la capacidad de un país para producir un bien por medio de la especialización, utilizando menos recursos que el otro país, favoreciendo así, el enriquecimiento de las naciones involucradas.

Dicho de otra forma, es cuando un país en comparación con otro logra producir mayor volumen de un bien, utilizando el mínimo de esfuerzos y recursos, especializándose para el enriquecimiento de ambas naciones.

Supongamos que hay dos empresas, una española y una francesa, que trabajan o curten la piel. Ambas empresas tienen 10 obreros cada una, que trabajan 140 horas al mes. Los obreros españoles son más hábiles fabricando zapatos: hacen un par de zapatos en sólo dos horas mientras que los trabajadores franceses necesitan cuatro horas.

En cambio los franceses son más expertos con los abrigos de piel, ya que hacen uno en siete horas mientras que los españoles necesitan diez. Es decir, los españoles tienen una ventaja absoluta en la fabricación de zapatos (necesitan menos tiempo para hacerlos) mientras que los franceses tienen ventaja absoluta en la fabricación de abrigos.

Pero si existe la posibilidad de especializarse e intercambiar productos a través de la frontera pirenaica, o por vía marítima, las empresas podrán dedicar todos sus obreros a la producción en la que son más hábiles, consiguiendo la española setecientos pares de zapatos y la francesa doscientos abrigos. Como la producción conjunta ha aumentado (antes había sólo 525 pares de zapatos y 170 abrigos en total) el comercio beneficiará a ambos países, que podrán disponer de más zapatos y abrigos.

Por medio de la ventaja comparativa también se puede beneficiar o enriquecer a una nación; David Ricardo demostró, en 1817, que incluso cuando una nación poseía una ventaja absoluta en ambos productos, el comercio todavía con ventajas para ambos países, siempre y cuando la nación menos eficiente no fuese igualmente menos eficiente en la producción de los bienes, es decir, indica que es capaz de producir un bien a menor costo de oportunidad.

David Ricardo dio un paso más: demostró que todos los países se pueden beneficiar especializándose cada uno en la producción de bienes aunque no tengan ventaja absoluta en ellos; es suficiente que tengan ventaja comparativa, es decir, que sean capaces de producirlo a un precio menor.

A modo de conclusión se puede identificar al mercantilismo como una serie de prácticas económicas que buscaban enriquecer a las naciones que las desempeñaban, sin embargo estas prácticas generaban empobrecimiento de otras naciones. Adam Smith, al identificar esta problemática, refiere que las naciones no solo se podían enriquecer a costa de otras, por lo cual propone la ventaja absoluta que basaba el enriquecimiento de las naciones en el trabajo y se mostraba como la capacidad de un país para producir un bien con menos recursos a través de la especialización.

Por su parte David Ricardo apoyaba a Smith y proponía que los países se podían beneficiar de sus desventajas absolutas, o sea, producir las mercancías con el menor costo de oportunidad, esto quiere decir que producían bienes los cuales significaban el menor sacrificio de otro bien para obtener una unidad.

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